[Resumen de la página 88 de libro]
No deberemos utilizar el collar eléctrico a menos de que ya lo hayamos intentado con todos los demás métodos tradicionales de educación.
Hay que utilizar el collar de manera que el perro piense que hay un poder sobrenatural que lo castiga cuando nos abandona, y que le impide que se vaya, pero de forma que no lo relacione con nuestra intervención.
Es imprescindible que el perro no se de cuenta de que somos el origen de lo que él ha sentido.
La forma más eficaz para evitar utilizar del collar eléctrico es el que menos va a molestar a nuestro compañero, la utilización de la cuerda.
Prenderemos del collar del perro una cuerda de más o menos unos tres metros de larga.
Con la colocación de esa cuerda tendremos siempre más a mano al perro, será como una prolongación de uno mismo, un “cordón umbilical” que nos permite estar en comunicación permanente con nuestro perro, y poder intervenir con facilidad en caso de necesidad.