Patrick Morin, hijo del maestro sin parangón -en los años 1960- entre todos los criadores y adiestradores del epagneul breton, ha vivido siempre entre perros de caza; por lo que ha ido desarrollando sus actitudes desde el comienzo de su más tierna infancia.
No deja de asombrar, como el niño entra de una forma natural en simbiosis con aquellos cachorros sensibles, que su padre suele calificar como no válidos para el adiestramiento y la obediencia forzada. Rebelándose contra el tratamiento que se le aplica a aquellos que solían llamar “chuchos”, él se ocupa de ellos dedicándoles tiempo y afecto, logrando que los cachorros hagan grandes progresos. “Entre pequeños nos comprendemos.
Patrick toma conciencia de que los perros son seres sensibles, que darán lo mejor de si mismos si su dueño sabe comprenderlos. Poco a poco, va elaborando un nuevo método educativo que consigue el desarrollo del perro, de manera que hace que aflore lo mejor que hay dentro de él.
Poner en entredicho los métodos “tradicionales” de adiestramiento, no va a facilitar los inicios de su carrera profesional como criador; del mismo modo que ir a contracorriente de todos los demás. Sin embargo, su personalidad se forjará en la adversidad.
Él se mantiene gracias a ese amor recíproco e inquebrantable que recibe de sus cachorros. Esa simbiosis permanente con ellos constituye, incluso en el presente, su oxigeno en el día a día.
Patrick consigue arrastrar cada día a un mayor número de seguidores, y se apoya en la satisfacción desbordante de sus clientes, cada vez más numerosos en Francia y el resto del mundo; además de obtener unos notables resultados en las competiciones más distinguidas de trabajo.
La venta de cachorros es una necesidad ineludible para poder mantener a su familia, no obstante no es su prioridad. Por encima de todo persigue el bienestar de sus cachorros, ayudándoles a que se desarrollen, para conseguir que puedan compartir con sus propietarios grandes momentos de satisfacción.
Patrick Morin emplea también su tiempo en “educar” a los futuros propietarios antes de llevarse a su perro. Sin embargo, como al final solo pueden retener una ínfima parte de los consejos que reciben -en 2014- emprende junto a su amigo Patrice Eyrolles, la escritura de un manual destinado a todos los propietarios de perros, que deseen comprender mejor a sus compañeros.
Es evidente que este hombre singular -que susurra en la oreja de los perros- ha sido un perro en otra vida. Es suficiente con escucharlo para darse cuenta que no siempre habla el mismo lenguaje que nosotros. Por otra parte, el mismo reconoce que a veces es prisionero de las palabras. El está permanentemente traduciendo al lenguaje humano lo que escucha de sus amigos los chuchos; aquello que le hacen sentir, en resumen, lo que ellos expresan. Su humildad, añadida a una bondad desbordante, una gran sensibilidad y un gran corazón, terminarán por conquistarnos.
Este es el tipo de libro que al leerlo, sientes como vas adquiriendo conocimientos que ignorabas que pudieran existir, siendo los mismos tan sencillos y evidentes.